jueves, 4 de febrero de 2010

Las mil caras de las cosas.

Las cosas que nos rodean tienen mil caras, tantas como personas que las miren, tantas como puntos de vista, tantas como ganas tengan de ser vistas.

La estricta disciplina que nos autoimponemos del ir y venir, del subir y bajar o del nunca parar nos impide fijarnos en aquello que ofrecen las cosas que nos acompañan en nuestro quehacer diario.

Seguro que en nuestras rutinas cotidianas hay miles de ellas esperando ser descubiertas; una rosa, el rocío en un arbusto, una mirada, una fuente, una sonrisa, una larga avenida y otras muchas que ni imaginamos.



Os propongo un reto, acercaros a ellas, deteneos en lo banal, sonreid a cosas triviales. Cuando paseéis por aquella acera mil veces recorrida, cuando leáis el periódico en aquel viejo y raído banco o cuando crucéis ese paso de cebra cercano a casa bajad vuestro ritmo, andad más despacio y fijad la mirada en cualquier objeto ajeno a vosotros. Seguro que os dice algo, seguro que os pide que lo miréis, seguro que se muestra en todo su esplendor...igual os lleváis una sorpresa y llegáis a casa más relajados y quién sabe si alguna sonrisa o alguna mirada extraña os regala su compañía para siempre...

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